Siempre os he hablado de la motivación como un instrumento básico para una autoestima ideal para nuestro bienestar, pero hoy quiero ir más allá, quiero haceros reflexionar sobre una cosa que, seguramente, cuando leáis pensaréis lo cierto que es.
Hace unos días experimenté una sensación preciosa, recibí una sonrisa que no tenía precio, y sólo por una cosa a la que la mayoría no estamos acostumbrados ni a hacer, ni a recibir; son palabras bonitas.
Si os paráis un momento a pensar, somos propensos a recibir sólo comentarios por las cosas que hacemos mal, por los fallos que tenemos, pero el hecho de que alguien te diga algo bueno, te aporta una sensación tan gratificante, como la que recibe la persona que lo emite.
Os propongo un reto, y es un reto que no sólo debemos realizar con los más peques de la casa, (que siempre os he dicho que funcionan mejor con un refuerzo positivo, aunque los límites tengan que estar establecidos), realizad este reto con las personas que tengáis a vuestro alrededor, con personas con las que llevéis a cabo vuestro día a día, personas que influyen en vuestra vida de una forma u otra; decid palabras bonitas, resaltar algo que hayan hecho bien, dedicadles una sonrisa cuando hagan algo por vosotros o por los demás. Os aseguro que no cuesta tanto como creemos, que aporta mucho tanto a la persona que regala esas palabras, como al que las recibe.
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Estamos acostumbrados a decir lo negativo, los fallos que tenemos, lo mal que hacemos algo, pero...¿no hacemos cosas buenas?, ¿no nos salen cosas bien? ¡Claro que sí!, y no sólo no pasa nada por decirlo, sino que nos aporta muchísimo.
¿Os animáis con el reto?
¡Feliz semana!
